110km de carrera non stop por la montaña, para sumar un total de 10.000m de desnivel acumulado. Este era el objetivo de este año y aunque uno acaba perdiéndole el respeto a la distancia, no deja de ser un reto muy ambicioso.
Lo cierto es que da igual la disciplina deportiva, que cuando se habla de ultradistancia todos comparten un común denominador y se trata de la forma de afrontarlos. La parte física evidentemente es importante, pero mucho menos de lo que se cree… Lo que te lleva a la meta es la cabeza. No puedes pretender correr 110km de montaña sin haber corrido antes, pero lo que hace que cualquier persona independientemente de su condición previa acabe, es querer hacerlo y querer hacerlo por encima de cualquier cosa.
El GTP tiene cuatro años de historia. Cuatro años en los que su prestigio ha crecido exponencialmente hasta situarse como una de las pruebas de mayor renombre del país. A penas 15 minutos desde la apertura de las inscripciones bastaron para acabar con las 450 inscripciones posibles en la distancia de 110km (hay opcionalmente 60 y 80).
Muchos meses de preparación, que en mi caso concreto consistía en tres días a la semana, con uno de ellos de entrenamiento específico en montaña y distancia más elevada (15-30km). Nada muy específico… (me desmotivan los planes de entrenamiento).
Al contrario que en el Ironman y otros deportes, no tengo la sensación de estar entrenando, si no divirtiéndome haciendo lo que me gusta, en un lugar que me apasiona. Conociendo nuevas personas, lugares preciosos, recónditos, zonas de la Sierra que la mayor parte de la gente nunca verán y que sin duda les enriquecería muchísimo. Compartiendo grandes momentos y anécdotas con amigos, como esas grandes nevadas, rutas improvisadas por parajes desconocidos espectaculares, grutas, ríos, rocas….
Como suele ocurrir, sin darte ni cuenta ya estás en la línea de salida en la Plaza del pueblo de Navacerrada.
Vamos a ir en grupo (la rubia MJ, Diego, Kike y Martín…). También viene Pedro, pero quiere ir a por el top 10 y se sitúa en primera línea. Trataremos de ir en grupo al menos hasta Rascafría. Te acuerdas de los meses anteriores, te entran dudas acerca de tu preparación y deseas que den el pistoletazo para disfrutar y sufrir lo que no está escrito, haciendo lo que te gusta y lo que te diferencia de la mayor parte de la gente. No te hace mejor, ni peor persona, pero si diferente, que no es poco…
La salida por primera vez desde la primera edición, es a las 23.00pm, por tanto nos espera una larga noche iluminada por los frontales y por una impresionante media luna anaranjada.
La primera ascensión es a la Maliciosa. Posiblemente la más dura, pero la que menos cuesta por la frescura. Absolutamente increíble e inesperado, el espectáculo de luces rojas (obligatorio llevar una luz roja en la trasera del frontal de luz) que definían una larguísima serpiente entre las montañas. Esos momentos únicos son los que te hacen vivir con intensidad este tipo de pruebas.
Tras subir a la Maliciosa, bajada muy técnica durante 500m ó 1km para después seguir descendiendo hasta Canto Cochino en la Barranca, donde nos espera un breve avituallamiento. Desde ahí, llegaremos hasta la Morcuera, pasando antes por el gran Tolmo, la Dehesilla, descenso a la Hoya (avituallamiento) y ya amaneciendo el ascenso a Morcuera (avituallamiento).
Que bonito ver amanecer y que curiosa la sensación de haber corrido toda la noche… La última vez que dormí fue el jueves…
Una lesión que me ha acompañado todo el año en el tendón de Aquiles, hace presencia, más tarde de lo que esperaba, pero de forma crítica. Si sigue la misma evolución, se que tendré que parar. De modo que decido conservar a partir de ese punto y asegurar que acabo la carrera aunque sea con las rodillas. Este punto marcará mi carrera. El dolor y la cojera afectan la cabeza, que es la principal baza de cara a esta carrera. Me tomo un ibuprofeno para mitigar el dolor y bajar la inflamación y trato de abstraerme incluso de los mensajes de ánimo de mis compañeros y amigos de partida.
Desde Morcuera, nos espera un largo y sencillo descenso de unos 10km por caminos que nos llevarán a Rascafría en el km60 (teórico) de carrera, pasando por el puente del perdón.
En Rascafría, hacemos la primera parada larga. Hemos dejado a la organización una mochila con algo de comer, ropa de recambio, crema, etc…
Tras un parón reparador de 20 minutos o incluso media hora y para mi desgracia un segundo ibuprofeo, ponemos rumbo Al Reventón. El nombre vaticina lo que te vas a encontrar. Un ascenso entre zetas sin descanso, que en su primer parte transcurre a la sombra de un pinar, pero que queda al descubierto en las escarpadas laderas más elevadas.
De camino hacia el Reventón, nos encontramos con otros dos amigos del Reebok que van algo más flojo, o bien están siendo más conservadores de cara a lo que esperaba y Diego y yo adecuamos nuestro paso al suyo. Me entristece no seguir el ritmo de Martín, MJ y Kike. MJ y Martín acaban en el km80 y por tanto tienen objetivos diferentes. En el caso de Kike, con el que siempre tengo una sana competencia, me encantaría seguir con él, pero se que si lo hago puedo poner en riesgo el acabar la carrera porque no aguantará el tendón y además frenarle a él, que ha entrenado duro y bien.
Quedarme con Diego es la decisión correcta. Llevamos un buen ritmo y aunque no vayamos a hacer podio, nuestros objetivos ahora son similares. Hay que asegurar la carrera y el tiempo es absolutamente irrelevante.
En el Reventón por tanto dejamos de ver a la rubia (mote cariñoso de MJ), que después para sorpresa y alegría de todo el equipo nos enteramos de que quedó 3ª!!! , a Martín y a Kike. Con un poco de suerte les veremos en la Granja.
Una larguísima cuerda nos separa de Peñalara. Parece un espejismo que con el tiempo se aleja en lugar de acercarse. Tras unos 6 kilómetros llegamos y nos encontramos con para mi, la sorpresa de la carrera… Se trepa por el lateral de la cresta de Claveles. Bien, es una trepada pero no se sube por Claveles… Mi vértigo enfermizo me hace pasarlo mal, pero se supera. En cambio de Peñalara no me libra nadie. Un buen tramo de trepadas por la cresta de Peñalara, entre bloques graníticos, con caída a la izquierda y la derecha…. Lo paso fatal. Me adelantan muchos corredores, supongo que mirando con lástima como me pego como una lapa a las rocas.
Terminado este tramo y tras sellar en el control, llega el descenso más técnico por la majada. Un descenso muy pesado, que de tener el tendón bien quizás hubiera disfrutado, pero en estas circunstancias hago muy lento y con dolor.
Vamos camino de La Granja (km80, aunque marque 85 aprox). Tras el interminable descenso, llegamos a un bosque cerrado y bajamos por caminos.
Lamentablemente Diego y yo nos perdemos y hacemos kilómetros de más por carretera, que parece más dura para la ocasión. Cuando haces 110km, hacer kilómetros de más da mucha rabia… y no se puede culpar a la señalización, porque está muy bien.
Llegamos a la Granja y nos reciben entre ánimos Pablo, la mujer de Diego, Martín, familiares, etc… y celebramos este momento con ellos. Nos sirven un fantástico tupper de ensalada de pasta y tras descansar un poco, salimos de nuevo.
Ahora nos dirigimos hacia la base de la Fuenfría, no sin hacer un km extra al salir del pueblo (nos perdemos de nuevo). Un largo camino, precioso, siempre a orillas del río Eresma (queda marcado para volver con las niñas) y esta vez, me temo que andando. He perdido cualquier tipo de ambición inicial, el tendón me mata y han hecho aparición las ampollas. Diego no tiene tampoco un objetivo diferente y nos ponemos de acuerdo para seguir a buen ritmo, pero sin correr. Llegamos incluso a pararnos, para meter las piernas en el río. Pienso que me ayudará con el tendón y a relajar las piernas.
El problema de este ritmo, evidentemente es que se tarda más. El siguiente avituallamiento, que además no coincide con la distancia teórica, se hace interminable (la casa de la pesca). Desde ahí, se inicia el ascenso a la Fuenfría… Vaya ascenso! Eso no lo esperaba. Muy, muy vertical y muy muy largo. La verdad es que de fuerzas voy francamente bien. El tendón me molesta menos subiendo que llaneando, o bajando y no son las fuerzas las que me fallan.
Este ascenso por un pequeño sendero, nos lleva al principio del Camino Smith. Pero principio, principio… En un momento dado se vislumbra la Bola y nos queda un mundo para llegar hasta allí. Nos adelanta mucha gente y pensamos que debemos ir muy atrás. Diego se empieza a desesperar con las ampollas y yo estoy deseando llegar a toda costa… Los kilómetros avanzan y llegamos al Puerto de Navacerrada! Diego decide que no sería mala idea abrirnos y desinfectarnos las ampollas y además del dolor, cuando nos levantamos, el dolor es terrible! Antes no podíamos correr, pero ahora ni si quiera andar… Vaya susto… alarma total. Gracias a Dios, solo quedan unos 10km de descenso y sea como sea, llegaremos.
Iniciamos el descenso y el dolor se mitiga un poco. Le propongo a Diego hacer los últimos 10km a tope. Como si fueran los únicos 10km. Yo mismo no creo que pueda hacerlo ni por asomo, pero creo que es una buena medida para motivarle, para quedarnos con una buena sensación y para bajar de las 24h.
El primer tramo técnico, me pone en mi sitio. Soy muy buen bajador, pero no puedo pasar de una especie de pseudo trote sin ver las estrellas. El tendón se me pone rígido y la sensación es de que con cada paso recibo un mordisco…
Superada la parte más técnica, nos ponemos a 4 minutos el km y me olvido del dolor. Haremos los 7km así, pase lo que pase.
Adelantamos muchos, muchísimos corredores. Muchos corren, pero nosotros volamos. Vamos a redimirnos y a acabar a lo grande… y así, llegamos a Naverrada, donde nos reciben entre vítores. Vaya ambientazo! Impresionante… y llegamos 15 antes de lo calculado.
Según llegamos ya aliviados y entusiasmados, me entra un temblor incontrolable. No es la primera vez… Mi cuerpo reacciona y me sube la fiebre casi inmediatamente. Un momento un tanto delicado, pero bueno, me abrigo, pongo la calefacción a 80º (en Julio) y dejamos la cerveza para otro día!
Como conclusiones: Una prueba preciosa, una organización impresionante, los voluntarios de 10, la compañía sinceramente inmejorable y como reto, quizás un poco exagerado. 80km ya me hubieran aportado todo lo que tenía que experimentar en una prueba así. El resto ya se me hizo más pesado, seguramente influenciado por mis molestias.
Posteriormente nos enteramos de que Pedro había ganado… Increíble… Vaya colofón para nuestra prueba. Todos los objetivos cumplidos con creces!
Enhorabuena a mis amigos, enhorabuena a la organización y enhorabuena a los voluntarios.